Antes de dibujar un retrato, realiza varios bosquejos rápidos y trata de encontrar las principales características del rostro que estás dibujando. Siempre que sea posible, trata de dibujar a partir de un modelo y no a partir de una fotografía. Recuerda las lecciones previas (proporciones de la cabeza, dibujos del cráneo). Empieza dibujando el retrato desde las partes principales (la forma del óvalo del rostro, las proporciones del rostro, la línea de los ojos, la boca, etcétera) y lentamente empieza con los detalles. No empieces con los ojos ni con otras pequeñas características. Observa los rasgos característicos del rostro que estás dibujando. En el bosquejo mostrado en el video son demostradas dos formas de trabajar: la primera forma, que puede ser llamada "adición", es aquella en que se agregan nuevas características, líneas y sombras a la imagen. La otra forma, a la que llamaremos "substracción" es aquella de borrar lo que no es necesario. La primera forma de trabajar es más típica de los pintores y la segunda de los escultores. Tu meta no es solo dibujar el rostro "correctamente" sino también hacerlo lucir artístico y expresivo.